Boa Vista : los 9 lugares que no te puedes perder

En la costa oeste de la isla, la Playa de Chaves (o Praia de Chaves en portugués) es una de las más hermosas de Boa Vista. Con unos 5 km de largo, este lugar cuenta con unas magníficas dunas de arena. Esta playa guarda su esencia salvaje en la parte sur, pero podrás encontrar algunos complejos hoteleros yendo hacia la parte norte. No cabe duda de que esta gran extensión de arena es perfecta para tomar el sol, pero a menudo la verás con bandera roja debido al fuerte oleaje que hace que nadar sea peligroso. Por otro lado, el lugar es ideal para que los amantes de los deportes acuáticos como el kitesurf y el windsurf desafíen las olas. Por la tarde, no puedes perderte la puesta de sol en la playa. ¡Los colores del cielo son espectaculares! Si vas caminando hacia el norte por la Playa de Chaves te toparás con la capital de la isla, Sal Rei. Por el camino, cruzarás una gran chimenea de ladrillo rojo, que es parte de una antigua fábrica de cerámica, y ahora uno de los símbolos de Boa Vista.

Si decides explorar la parte oriental de Boa Vista, el pueblo de Fundo de Figueiras es una parada obligatoria, pues es uno de los más bellos de la isla. La sensación de pasear por las calles floridas y llenas de casas de colores es fascinante. El ambiente es igual que en cualquier otro lugar del archipiélago: ¡sin estrés! Pero lo que hace que este pueblo sea tan especial es su gastronomía. Esta pequeña ciudad es famosa por su queso de cabra, Queije, que se vende en todo Cabo Verde.

Al noroeste se encuentra la capital de Boa Vista, Sal Rei, que debe su nombre a la antigua explotación de la sal «real» de las marismas de la isla. Aunque la ciudad no es muy grande, merece la pena reservar un día para detenerse allí con el fin de sumergirse en la cultura local, en el ambiente «sin estrés» y de conocer a los lugareños. En la plaza central de la isla hay varias tiendas de recuerdos, pero también la iglesia católica y la oficina de correos. No es necesario seguir un itinerario preciso. Te recomendamos que pasees por las calles empedradas y por las casas de colores pastel y arquitectura colonial. También merece la pena visitar por la mañana el pequeño puerto y la lonja de pescado. En esta localidad, los hombres van a pescar y las mujeres venden los alimentos recién pescados. Es muy fácil llegar hasta Sal Rei por carretera, aunque también se puede ir andando por la Playa de Chaves.

En el norte de la isla, en la playa de Atalanta, se encuentra uno de los lugares de mayor interés de Boa Vista: un misterioso pecio de un carguero español que fue arrastrado a la costa de Cabo Verde el 1 de septiembre de 1968. El barco, que salía de España, iba a cruzar el Atlántico hacia Brasil, pero por desgracia nunca lo logró. Si bien el pecio no es más que un viejo cadáver oxidado al que las olas golpean constantemente, da la sensación de que se trata de un fantasma que ha estado rondando la playa durante décadas.

Al suroeste de Boa Vista, a pocos kilómetros de la playa de Santa Mónica, se encuentra el pueblo más antiguo de la isla: Povoaçao Velha. El lugar merece una parada para pasear por sus calles empedradas, salpicadas de pequeños restaurantes típicos y tiendas de souvenirs, en cuyas fachadas podrás leer el lema nacional: No stress. Y es que así es, aquí no existe el estrés. Hay que tomarse el tiempo necesario para pasear, saludar, entrar en las tiendas de recuerdos... También se puede visitar la escuela primaria del pueblo, donde los profesores y los niños vestidos de uniforme te recibirán con la mejor de sus sonrisas.
Para finalizar el recorrido por el pueblo, se puede subir a la pequeña colina que conduce a la capilla blanca y azul que destaca sobre las casas. Desde allí se puede disfrutar de una hermosa vista de las coloridas casas del pueblo.

Situada en la parte sur de Boa Vista, la Playa de Santa Mónica (Praia en portugués) es conocida por ser la playa más hermosa de la isla. Con sus 18 km de arena blanca que bordean el agua azul turquesa, uno solo puede maravillarse con la belleza del lugar. Escondida tras las dunas de arena, la playa es enorme, y la guinda del pastel es que ha sabido conservar su toque salvaje. No es raro poder disfrutar de esta playa sin nadie a tu alrededor. Los turistas que aman el sol y la tranquilidad no encontrarán un lugar mejor para poner su toalla y para ponerse morenos. Eso sí, ¡cuidado con las quemaduras solares!

Te aconsejamos que, de buena mañana, cuando el calor aún no es abrumador, aproveches para descubrir una de las siete maravillas naturales de Cabo Verde: el desierto de Viana. Si sales desde Sal Rei, la capital, debes dirigirte hacia el norte de la isla. Durante el trayecto pasarás por el pueblo de Rabil, así como por tramos rocosos y polvorientos, hasta que tus ojos divisen a lo lejos altas siluetas blancas: las dunas de Viana.
Una vez a las puertas del desierto, el paisaje es magnífico: deslumbrantes dunas de arena formadas a lo largo de los años por los vientos de África y que se extienden hasta más allá de donde alcanza la vista. Apodado por los lugareños como «pedazo del Sáhara», uno pensaría que está perdido en el corazón de un vasto desierto, mientras que el de Viana es, en realidad, relativamente pequeño: solo tiene 1 km de ancho y 5 km de largo.

Como una continuación de la playa de Santa Mónica, la playa de Varandinha se extiende en el suroeste de la isla. Aquí podrás encontrar hermosas cuevas naturales y rocas escarpadas. Si vas caminando por la playa, podrás entrar en lo que parece una cueva protegida del viento. Aquí, cualquier historia puede hacerse realidad: puedes imaginarte, por ejemplo, a una tripulación que viene aquí a fondear en alguna costa de Boa Vista, calentándose alrededor de un fuego. Si llevas unas buenas zapatillas de deporte, aprovecha para subir a los acantilados y admirar allí la vista del océano y la larga playa de arena. ¡Te dejará sin aliento!

Justo detrás del aeropuerto se encuentra el pequeño pueblo de Rabil. Todos los caminos llevan a Rabil, y es que tendrás que pasar por este pueblo vayas a donde vayas en Boa Vista, pues es el cruce de caminos de toda la isla. Si bien es cierto que en esta localidad no hay mucho que hacer, nos detendremos allí para visitar su fábrica artesanal de cerámica. Se puede ver el taller donde se elabora la cerámica artesanal y pasar después por la tienda, donde se pueden encontrar algunos souvenirs típicos para llevar en las maletas.