Los 15 lugares que no te puedes perder en Creta

Frente al pequeño pueblo de Elounda, la isla de Spinalonga, también llamada «isla de los leprosos», fue originalmente una isla fortificada construida por los venecianos en el siglo XVI. A principios del siglo XX, el fuerte se convirtió en un hospital de leprosos hasta su cierre en 1957. Hoy en día solo quedan las ruinas, que se pueden apreciar mientras caminas por los senderos que cruzan la isla. Los higos chumbos y los olivos han ido recuperando su terreno con el paso del tiempo.

Dispersos por aquí y allá, los viejos molinos siguen siendo los guardianes de la meseta de Lasithi , tierra de cultivo de frutas y cereales. Hoy ya no se usan, pero dan un toque muy encantador al lugar. El aspecto más interesante de la meseta es el camino que conduce a ella, que ofrece magníficas vistas del valle y de las sierras. Cada uno de los posibles tours que se pueden realizar revela hermosos paisajes. Aprovecha la oportunidad para detenerte en alguno de sus pintorescos pueblos, como Agios Gergios y su museo, dedicado a la meseta de Lasithi y a Krassi, donde se encuentra el árbol más antiguo de la isla, un banano gigante.
Otro de los atractivos de la meseta de Lasithi es la cueva del Monte Dicte, donde, según la leyenda, nació Zeus. Rea, su madre, quería protegerlo de su padre Cronos, que de lo contrario lo devoraría. Se accede a ella tras una empinada subida de 20 minutos. Una vez en la cueva, se va descendiendo a través de varias cámaras con estalagmitas y estalactitas.

El monasterio está compuesto por dos edificios. El más visitado de ellos, el Piso Moni Preveli, se construyó en el siglo XVI frente al mar de Libia. Se pueden visitar diferentes lugares del monasterio, como su bella iglesia, que consta de dos naves, y el museo de arte religioso. Tras la visita del monumento, no te pierdas su hermosa playa. El río Kourtalioti, del mismo nombre que las gargantas rocosas que lo rodean, se abre paso entre palmeras y pinos pasando por esta playa de arena blanca hasta desembocar en el mar. Puedes realizar un agradable recorrido río arriba y admirar su exuberante vegetación.

¿Has oído hablar de la paradisíaca laguna de Balos? ¡Ven y visítala! Aunque todo cuesta lo suyo... para acceder a ella, tendrás que cruzar primero un camino de tierra de 7 kilómetros. Después, deberás realizar un recorrido de media hora hasta llegar a este excepcional lugar. Si no, te recomendamos que cojas un ferry desde el puerto de Kissamos, al noroeste de la isla. Se trata sin duda de una de las playas más bonitas de Creta. Sus aguas turquesas de poca profundidad están siempre cálidas.

Tras la visita del monasterio de Odigitria, aprovecha para descubrir el desfiladero de Agiofarango, situado a tan solo 4 kilómetros de allí. Este magnífico sendero repleto de cabras, olivos y laureles rosas desemboca en Kaloi Limenes, una hermosa playa de guijarros. En 1 hora de camino podrás llegar a esta playa desierta, en ocasiones frecuentada por los adeptos a la escalada. El sendero deja entrever abruptas formaciones rocosas que esconden numerosas cuevas, y a unos 300 metros de la playa se encuentra la iglesia de Agios Antonios, construida en el siglo XII. Si te gusta la aventura, no lo dudes y realiza esta agradable ruta rodeado/a de magníficos paisajes.

La belleza de sus playas y la actividad nocturna de Agios Nicolaos hacen de este lugar uno de los destinos preferidos de los turistas. Aquí quedarás envuelto/a bajo el encanto de esta pequeña ciudad turística, que posee un puerto con barcos pesqueros multicolores y un lago que conecta con el mar mediante un estrecho canal. Sin duda, un paisaje que podrás admirar desde la terraza de numerosos restaurantes.

La playa de Elafonisi está considerada como el Caribe de Creta. Y motivos no faltan, pues se trata de un auténtico paraíso terrestre. Para poder acceder a ella, debes recorrer 100 metros a pie o a nado, dependiendo de la época. Sus aguas son poco profundas y cristalinas, y la arena fina es rosa en algunos lugares. Este lugar está incluido en la Red Natura 2000, un programa europeo de conservación de la biodiversidad.

Rodeada de murallas venecianas, Heraklion, capital de Venecia, es una ciudad portuaria muy animada. Aunque seguramente no tenga el encanto histórico de la Canea o Rethymnon, cuenta con el museo arqueológico de la época minoica más completo de Creta. También hay otros muchos que no te puedes perder. No olvides el más emblemático de Creta, el Palacio de Knossos, situado a 5 kilómetros de la ciudad.

Considerada como una de las ciudades más bellas de la isla, La Canea posee suntuosos monumentos de la época bizantina, veneciana y otomana. Sumergirse por sus pintorescas callejuelas, vivir la tranquilidad que se respira o tomarse una copa en su puerto veneciano es experimentar de primera mano el encanto de esta ciudad. Al oeste de la isla te esperan las mejores playas de la isla.

El casco antiguo
Alrededor del antiguo puerto se pueden admirar sus pequeñas calles y edificios de estilo veneciano u otomano. Durante este agradable paseo encontrarás iglesias, mezquitas y pequeñas plazas en cuyos bares podrás probar alguna especialidad local con una buena copa de raki, una de las bebidas más famosas de Creta. Si deseas llevarte algún recuerdo, sus numerosas tiendas te proponen productos artesanales tales como bolsos y telas hechos a mano y, por supuesto, aceite de oliva, el oro líquido del Mediterráneo.

El puerto veneciano
Te recomendamos un agradable paseo por el puerto, repleto de pequeños restaurantes, tiendas de souvenirs y una mezquita muy hermosa construida en 1645, la Mezquita de los Jenízaros. Un faro del siglo XVI domina las barcas y las embarcaciones más grandes del puerto, acunadas con delicadamente por el mar. Aprovecha también para visitar el museo naval y su exposición de barcos. ¡No te pierdas la reproducción del barco minoico!
Y si no te apetece andar (¡una cosa que esté bien, estás de vacaciones!) también puedes descubrir el puerto y el casco antiguo en carruaje.

La también llamada Gran Garganta es uno de los lugares más bonitos y especiales de Creta. Se trata de un cañón de 16 km que cruza un estrecho sendero denominado Puertas de Hierro. El camino está en buen estado, y encontrarás algunas fuentes donde refrescarte. Sus gargantas están reconocidas como Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Ten en cuenta que las gargantas están abiertas al público entre mayo y finales de octubre, y durante la época de lluvias se puede cerrar el acceso. Antes de venir, infórmate.

Knossos es un yacimiento arqueológico, el mayor testigo del esplendor de la civilización minoica en la isla. Construido sobre el 1700 a. de C., su palacio es un laberinto de callejuelas en zigzag en el que se han detectado hasta mil quinientas salas entrelazadas. Se descubrió a finales del siglo XIX y se asocia a la leyenda del rey Minos.

Sube a un barco en Hora Sfakion (o Chora Sfakion) y descubre el encanto de los pequeños pueblos pesqueros de la costa suroeste de la isla. Haz una parada en Loutro para conocer un pueblo auténtico, como los de antes: pocos hoteles, tranquilidad y barcas varadas en la playa esperando pacientemente su turno en alta mar. Solo podrás acceder a esta maravilla en barco o a través de una ruta.

Durante los años 60 y 70, el pequeño pueblo de Mátala se convirtió en el Ibiza de Creta, donde hippies procedentes de todas partes del mundo invirtieron en las cuevas naturales de la bahía de Mátala. Hoy en día, las cuevas están valladas, y solo se pueden visitar de día. Todos los años se celebra un festival de música en el mes de junio. Por sus calles todavía se respira el espíritu flower-power, con pequeñas tiendas que ofrecen productos locales y numerosos vestigios que recuerdan a la época del «Peace and Love». No te prives del placer de ver los escaparates de sus numerosos comercios.

Como ocurre en La Canea, Rethymnon (también conocida como Rétino o Rethymno) es una ciudad con un gran encanto donde encontrarás numerosos y suntuosos monumentos de la época veneciana. Otros tesoros que puedes descubrir son la fortaleza, el pequeño puerto pesquero y la mezquita de Nerantzes.

La Fortezza
Esta ciudadela es el emblema de la ciudad de Rethymnon. Construida en el siglo XVI sobre una colina llamada Palaiokastro, esta gran fortaleza tenía como objetivo servir de defensa contra la invasión del pueblo otomano. Se extiende a lo largo de 1 300 metros, y está compuesta por cuatro bastiones. La construcción brinda la oportunidad de dar un paseo y poder disfrutar de las estupendas vistas al mar y a la ciudad. En su interior se pueden encontrar otras manifestaciones muy bien conservadas, como la mezquita del Sultán Ibrahim Han y un posible almacén de material bélico, que ahora sirven como salas de exposición. También cuenta con dos iglesias y lo que queda de antiguos edificios residenciales.

El casco antiguo
Tómate tu tiempo para deambular por sus pequeñas callejuelas coloridas y llenas de flores. Presta atención a las fachadas y admira las casas de estilo veneciano.También encontrarás muchas tiendecitas turísticas y restaurantes, donde podrás degustar la cocina cretense. Seguramente te topes con alguna que otra hermosa iglesia bizantina y veneciana, así como con alguna mezquita. ¿Te das cuenta de cuántas culturas han pasado por aquí? Sin ir más lejos, la mezquita de Nerantzes fue originariamente una iglesia veneciana llamada Santa María.

El puerto pesquero veneciano
Continúa tu largo paseo hasta el puerto pesquero y su faro veneciano del siglo XV, donde podrás hacer una parada en uno de sus restaurantes y pedir una bandeja de marisco y un vaso de raki mientras disfrutas de las impresionantes vistas de la costa. ¡Lleva cuidado! Su paseo marítimo está lleno de terrazas, y los camareros no dudan en asaltar a los turistas cuando pasan por la puerta de sus negocios. Las pocas barcas varadas en la costa ofrecen una imagen de postal. Desde aquí se proponen varias excursiones en barco a otros puertos de Creta.

Recorridos culturales, ciudades históricas, pueblos pintorescos, relax en la playa, eso es todo lo que necesitas para pasar unas vacaciones fabulosas. Lo ideal es alquilar un coche para moverse libremente y descubrir la isla. Durante mi estancia, viajé sobre todo en autobús. El coste del transporte público es relativamente bajo, pero es mucho más lento. Además, no siempre son puntuales, y esperar 45 minutos a pleno sol se convierte rápidamente en un sinvivir (experiencia vivida). Aunque Creta sólo se extiende a lo largo de 260 km de este a oeste, no esperes recorrerla en un solo día. Hay tanto por ver, que harás muchas paradas por el camino. Si te quedas en Creta durante una semana, te sugiero que te centres o bien en el este, o bien en el oeste de la isla . Si vienes 15 días, quédate en Heraklion, que está más o menos en el centro del país y te permitirá ir a cualquier punto.
La mejor época para visitar sus yacimientos arqueológicos es en primavera y a principios de otoño, lejos del calor del verano.